Lección 13: Lo que la Biblia enseña acerca de la Muerte. FDJZ

 

MARAVILLOSAS ESPERANZAS

La muerte se compara a un sueño: así como después de un arduo día de trabajo viene el sueño reparador, después de una larga vida y llena de trabajos. Dios concede un merecido sueño de descanso (S. Juan 11:11–14).

Resurrección.

La muerte no es el fin de todos. La despedida al ser querido que parte no es definitiva, es simplemente un “hasta luego”. En la Biblia, en muchos lugares, se habla de la esperanza bendita de la “resurrección” (Isaías 26:19: 1 Tesalonicenses 4:16; S. Juan 6:40).

Transformación.

Al resucitar se poseerá un nuevo cuerpo, nueva mente y nueva personalidad (1 Corintios 15:42–44; 51–56; Filipenses 3:20, 21). No habrá más muerte. Como todas las otras desgracias producidas por el pecado, Dios eliminará la muerte para siempre. Al reunirnos con nuestro seres amados, lo haremos con la plena seguridad de que nunca más se dirá adiós y que jamás habrá separación (Isaías 25:8; S. Lucas 20:36; Apocalipsis 21:4).

Estas maravillosas esperanzas deben robustecer nuestra fe en las seguras promesas de Dios. Cuando muere un ser querido, tendremos la natural tristeza humana, pero nuestro llanto no será de desesperación. Cuando tengamos que afrontar el momento supremo, ojalá se pueda decir de nosotros: “Más el justo en su muerte tiene esperanza” (Proverbios 14:32).

ESTUDIO ADICIONAL

La muerte es la cesación total de la vida.
La muerte es un retorno al polvo (Eclesiastés 3:20).
No se goza ni sufre más (Eclesiastés 9:5, 6).
Deja de ser (Salmos 104:29).
Terminan los pensamientos (Salmos 146:4).
No se participa más en las preocupaciones de los vivientes (Job 4:21; Salmos 6:5).
Inmortalidad.
Sólo Dios es inmortal (1 Timoteo 1:17; 6:15, 16).
El hombre es por naturaleza mortal (Isaías 51:12).
Su carne es mortal (2 Corintios 4:11).
El alma también es mortal (Ezequiel 18:4).
La inmortalidad será concedida después de la resurrección (1 Corintios 15: 52–55).
Cristo esperanza de vida.
Cristo promete dar la vida eterna (S. Juan 10:27, 28).
Cristo quita la muerte y saca a la luz la vida (1 Timoteo 1:10).
    Jesús tiene las llaves del infierno y de la muerte (Apocalipsis 1:18).

 

¿QUÉ DEBO HACER?
  1. Consolarme en la esperanza de la resurrección. (1 Tes. 4:13-18)
  2. Creer en Jesús (S. Juan 11:25)
  3. Perseverar hasta lograr la inmortalidad que Dios nos dará. (Romanos 2:7)
MI RESOLUCIÓN:
Confío en las maravillosas promesas de Dios.  Entrego mi vida a Jesús para obtener la vida eterna.